Última actualización: 25.04.24

 

La eliminación del vello facial y corporal es uno de los rituales de belleza más comunes entre mujeres y hombres de todo el mundo, por lo tanto, cada cierto tiempo surge la pregunta sobre cuál es el verdadero impacto al medio ambiente de las maquinillas de afeitar, para saber si son más ecológicas las manuales desechables o las eléctricas.

 

Si nos preguntan qué tipo de maquinilla de afeitar es menos dañina para el medio ambiente, lo más lógico es pensar que la manual desechable gana la competición, ya que no utiliza ningún tipo de energía, ni necesita ser conectada a la corriente eléctrica, ni tampoco hay que recargar baterías y pilas, por lo tanto, resulta más ecológica. Sin embargo, algunos estudios revelan que esta idea no es del todo correcta. 

En primer lugar, hay que comenzar por decir que el proceso de producción de la maquinilla manual desechable, así como su respectivo transporte, requiere un enorme gasto de energía, además, generalmente el proceso de afeitado con este tipo de utensilio es realizado con agua caliente, por lo que existe un consumo energético adicional. De entrada, podríamos afirmar que solo calentar el agua requiere más energía que la necesaria para hacer funcionar una máquina eléctrica moderna, cuyo consumo es apenas de 5 a 6 vatios.

Si hablamos de los efectos que tienen sobre el ecosistema todas las maquinillas desechables que necesita una persona durante un año, podríamos llegar a cifras alarmantes, pero un estudio realizado por la empresa BIC, revela que los mayores daños son producidos en el momento del afeitado y no durante la fabricación, traslado y desecho del material. El análisis del ciclo de vida realizado por la multinacional francesa a las maquinillas desechables BIC Classic indica que según los hábitos de consumo, en un afeitado se gastan alrededor de 2 litros de agua y 4 ml de espuma de afeitar. En este sentido, se calcula que del 85 al 90 % del impacto ambiental tiene que ver con el consumo de agua caliente, la fabricación de la espuma y del envoltorio de las maquinillas. Sin embargo, vale la pena destacar que BIC ha publicado unos resultados parciales, sin dar acceso al análisis en su totalidad.

Estos datos han señalado el impacto ambiental del uso de agua caliente sanitaria en el sistema de afeitado manual, sobre todo si lo comparamos con el método en seco que es posible con la maquinilla eléctrica. Además, hay otras variables relacionadas con las preferencias de cada usuario, por ejemplo, la temperatura a la que coloque el agua, si cierra o no el grifo mientras se afeita y el tiempo que dedique a lograr el afeitado deseado. Por otro lado, si el usuario se afeita durante la ducha y deja el agua caliente abierta mientras realiza el proceso, este impacto sería mayor aunque se trate de la mejor maquinilla de afeitar eléctrica.

En cuanto a este último tipo de máquina, el sitio web slate.com ha realizado un cálculo a partir de otros análisis referentes al cepillo de dientes eléctrico, obteniendo como resultado que es mejor para el medio ambiente la maquinilla eléctrica, a pesar de que son necesarios más materiales de fabricación. Según el experto en información sobre ciencia y medicina Brian Palmer, la diferencia entre uno y otro sistema de afeitado no es muy grande en cuanto a las emisiones de CO2, pero sí hay un impacto distinto en la generación de desechos.

En este sentido, la vida útil de un producto puede darnos una idea del impacto que tiene sobre el ecosistema. El estudio de BIC estima que cada maquinilla puede ser utilizada durante 7 días, lo que significa que anualmente cada persona tira a la basura un promedio de 52 ejemplares con sus embalajes, así como 5 botes de espuma aproximadamente. Para reducir esta cantidad de basura, pueden ser utilizadas las maquinillas recargables, que solo necesitan cambiar las cuchillas, no obstante, el gasto de agua caliente sigue siendo el mismo.

En el caso de la afeitadora eléctrica, es una máquina más duradera, pero tiene componentes dañinos, como las baterías de iones de litio y de níquel-hidruro metálico. Tanto la desechable como la eléctrica están fabricadas con plásticos que causan un gran impacto ambiental, además de ciertos metales peligrosos como el platino y el cobalto. Esto quiere decir que ambas generan desechos tóxicos que muchas veces llegan a los vertederos de basura sin ningún tipo de control. 

Como podemos observar, la principal diferencia de la maquinilla eléctrica es que dura mucho más que la desechable. Además, en este caso, al menos en Europa existen canales de reciclaje para sus partes principales. Podemos mencionar aquí la patronal española de aparatos electrónicos Ametic, cuyos representantes han asegurado que a partir de una máquina eléctrica pueden ser obtenidos metales como aluminio, hierro y cobre. Asimismo, las baterías son separadas para su desecho seguro y algunos plásticos pueden ser recuperados. 

Por el contrario, en el caso de las maquinillas manuales desechables, sus cuchillas de recambio terminan casi invariablemente en los vertederos o plantas de incineración, donde contaminan el suelo y aire.

Recomendaciones para ahorrar energía mientras te afeitas

Si prefieres la maquinilla manual desechable por una cuestión de calidad del afeitado, procura darle un uso adecuado para reducir el impacto ambiental al mínimo. Puedes comenzar por utilizarla el tiempo completo que indica el fabricante, para que no tengas que cambiarla más de lo necesario. Además, te recomendamos cerrar el grifo durante el proceso y no calentar demasiado el agua para ahorrar energía. 

Recolecta todas las maquinillas y llévalas a un punto de recolección y reciclaje especializado, para que tengan un proceso más controlado y se conviertan en desechos seguros. En caso de que utilices una eléctrica, ten especial cuidado con la batería, ya que es muy contaminante, para estas existen contenedores dispuestos para su procesamiento de manera segura.

Siempre puedes optar por una maquinilla a la que solo debas cambiar las cuchillas, de esta manera, estarás haciendo tu aporte al ecosistema y también puede resultar un ahorro de dinero a largo plazo.

 

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