Una buena crema hidratante puede ser un gran producto de belleza hecho por tus propias manos. No solo puedes seleccionar los mejores ingredientes naturales, sino que es mucho lo que podrías ahorrar en coste. Hay muchas recetas caseras para escoger y hacer de ellas excelentes tratamientos cosméticos para toda la piel.
Incorporar ingredientes naturales a la rutina de cuidado diario de la piel es una idea muy saludable. Este es el órgano más extenso del cuerpo siéndole imposible ocultar lozanía o, por lo contrario, resequedad y falta de elasticidad. Un buen producto humectante contribuirá a que toda tu dermis exhiba un brillo radiante y saludable.
Pensar que la mejor crema hidratante es solo aquella que proviene de una empresa reconocida no es del todo cierto, ya que hay muchas personas que atribuyen la belleza de su piel a fórmulas preparadas en casa que se aplican con la mayor confianza al saber lo que se está colocando tanto en el rostro como el resto del cuerpo.
Lo importante es buscar los ingredientes de propiedades adecuadas para tu piel para así crear un producto personalizado. El resto es un procedimiento muy sencillo que, de manera fácil, podrás ir llevando paso a paso como todo un profesional de la cosmética.
Aceite esencial de té verde y aceite de coco
Si te preguntas qué pueden lograr estos dos componentes juntos, la respuesta es una de las mejores cremas hidratantes caseras para pieles secas. Ofrece un tratamiento hidratante tan profundo que aplicarla en la noche te hará despertar con una tez muy tersa. De igual manera, su efecto suavizante puede disfrutarse en las manos y zona de los codos.
El aceite esencial de té verde es reconocido por una poderosa acción antioxidante que al neutralizar los radicales libres regala un aspecto y sensación de juventud en la piel. Además, elimina toxinas y evita la obstrucción de los poros. El aceite de té verde y el de coco pueden conformar una crema de densidad liviana y agradable olor que hidrata profundamente.
Mide ¼ de taza de aceite de coco y colócala en el microondas por aproximadamente 30 segundos para que se derrita completamente. Después, añade 8 gotas de aceite de té verde que serán suficientes para obtener sus beneficios. Vierte la mezcla en el recipiente donde la vas a mantener y cuando tome consistencia estará lista para usar.
Aceite de oliva y cera de abejas
Con estos dos ingredientes principales conseguirás una crema humectante que dote a tu piel de lo mejor de uno de los productos de la colmena. La cera de abeja aporta una acción antiséptica, antiinflamatoria y nutriente que sustituirá a la resequedad en poco tiempo para ver una piel revitalizada. Por su parte, el aceite de oliva llegará a lo más profundo de los tejidos para regenerarlos e hidratarlos con sus grasas saludables y antioxidantes.
Para la preparación, se necesitan 75 g o 5 cucharadas de cera de abeja 100% orgánica, 96 g o 6 cucharadas de aceite de oliva extra virgen y, si quieres profundizar su efecto en la difuminación de las arrugas, 15 g o 1 cucharada de vitamina E es un buen componente opcional que también servirá como conservante.
Comienza derritiendo la cera de abeja calentándola a baño María. Solo cuando observes que está totalmente derretida, añade el aceite de oliva y remueve hasta que todo esté muy bien integrado. Deja reposar entre 5 y 10 minutos y agrega la vitamina E. De esta manera, ya está lista la crema para verterla en un recipiente de cristal pequeño.
El uso diario de esta crema hidratante tanto en pieles secas como sensibles restaura la lozanía natural estimulando la regeneración celular cutánea considerablemente. Solo se trata de animarte y probar sus efectos en tu piel.
Aceites de cáñamo, argán, girasol y rosa mosqueta
Con estos aceites obtienes una muy buena fórmula, en caso de tener una piel propensa a la grasa y al acné que ya no tiene nada que ver con esas comunes variaciones hormonales de la adolescencia. Aunque hay quienes piensan que a un cutis graso no le viene bien una crema hidratante, la verdad es que preparándola con los aceites correctos puede contribuir al equilibrio, además de una profunda hidratación.
El secreto de esta composición está en utilizar solo ingredientes de nivel comedogénico cero o, por lo menos, muy bajo. Así que los aceites de cáñamo, argán, girasol, rosa mosqueta y la manteca de karité son los seleccionados. Adicionalmente, para dar un agradable olor el agua de rosas impregnará con su agradable fragancia.
Para preparar esta receta, necesitarás 10 g de aceite de girasol asegurándote que no sea de alto oleico, 5 g de aceite de semilla de cáñamo, 5 g de aceite de argán, 5 g de aceite de rosa mosqueta y 5 g de manteca de karité. Si sabes que eres alérgico a este último ingrediente, podrías sustituirlo por otro aceite de tu preferencia, usando la misma cantidad.
La parte no aceitosa de la receta se compondrá por 40 g de agua destilada, 25 g de agua de rosas, 5 g de un emulsionante de preferencia y 4 g de leucida o cualquier otro conservante natural. Reunir y usar estas cantidades dará como resultado una crema cuyos componentes se absorben muy bien a la piel.
Verifica que tienes todos los ingredientes con las medidas indicadas y comienza a calentar los aceites junto al emulsionante hasta que se derrita y se combine con los aceites. En un recipiente distinto, ve calentando a baño María el agua destilada y la de rosas. Al estar listas, ambas preparaciones se mezclan aún calientes.
Cuando la mezcla esté fría, verás cómo espesó y adquirió un color opaco. Entonces, es el momento de agregar el conservante y, después, verter la crema en un recipiente o dispensador. Como no posee ningún componente fotosensible, es una crema que podrás usar según tu gusto de día o de noche.
Lo importante es que en cada aplicación te beneficiarás de la acción en contra de la inflamación, granos pequeños, puntos negros, eczemas y, por supuesto, el desequilibrio de la producción de sebo de tu piel.