Dejar de lado el champú es una tendencia cada vez más popular entre muchas personas, así como espaciar los lavados de cabello; lo que nos lleva a plantear sí realmente existe un fundamento para estas corrientes. Aquí te ofrecemos la opinión de algunos expertos que podrían ayudar aclarar tus dudas en este tema.
La tendencia “no poo” es un movimiento que lleva a sus seguidores a eliminar definitiva y radicalmente el uso del champú en su rutina de higiene personal; para lo cual, utilizan solo agua o algunos elementos conocidos, como el vinagre y el bicarbonato. Esta corriente pretende que las personas no tengan contacto con los químicos que se hallan en la fórmula de los champús comerciales, ya que según sus defensores, la incidencia de enfermedades capilares hoy en día tiene su origen en los sulfatos.
Los sulfatos son los agentes limpiadores que forman parte de los champús convencionales y los cuales, pueden llegar a deshidratar o a generar irritación en pieles sensibles, ya que no solo limpian de suciedad el cuero cabelludo y el pelo, sino que también eliminan los aceites naturales que hacen frente a la contaminación y a cualquier agente externo.
Sin embargo, existe una gran controversia entre adeptos y detractores de esta corriente. Por un lado, tenemos a los que aprueban el uso del champú y que alegan, que no existe contraindicación alguna en usarlo y por otra parte, están las personas que rechazan totalmente su uso, tal como la australiana Virginia Tapp que ha llegado al extremo de dejar de lavar su cabello durante meses, para que los químicos presentes en el champú no dañen su melena.
Conoce si existe o no, fundamentos para la corriente “No poo”
María Castán es una experta científica global de Wella y desde su punto de vista técnico nos expone, que lavarse el pelo sin champú es semejante a lavar un jersey sucio y manchado sin usar detergente. Aunque algunos opinan que sin champú, el pelo luce con más brillo, no se deteriora y se ensucia menos, lo cierto es que al igual que el jersey que al lavarlo solo con agua, su mancha y suciedad permanecen; lo mismo sucede con el cabello.
Cuando lavamos el pelo sin agregar champú este no quedara limpio, ya que debido a la contaminación, al ritmo de vida y a la suciedad, el uso solo del agua no es suficiente para una adecuada higiene; se necesita de ingredientes que eliminen el exceso de sebo y de suciedad que se acumula en el cabello.
Explica también esta experta, que de la misma forma en que nos lavamos las manos con jabón para tenerlas limpias, de igual manera ocurre con el cabello; para tenerlo limpio debemos lavarlo con champú, pero de la forma más adecuada. En este sentido, recomienda el uso de un producto suave que respete el pH del cuero cabelludo y también aconseja utilizar algún acondicionador o mascarilla que suavice la cutícula y que aporte nutrición a la fibra capilar.
¿Es el Co-washing una alternativa idónea para el champú?
El co-washing se refiere al uso de acondicionador como único producto para lavar el cabello. Es una práctica que está causando revuelo entre las personas que a diario lavan su pelo; sus seguidores son especialmente aquellos que tienen un cabello ondulado, rizado o seco; así mismo, las personas que utilizan tintes, también son candidatas para el co-washing, ya que según esta técnica, se puede mantener el color del cabello por más tiempo que si lo lavas con champú de manera convencional.
El resultado de acuerdo a esta corriente, es un pelo manejable que sin estar estrictamente limpio, se siente limpio, ligero y protegido; ya que se conservan los aceites naturales del cuero cabelludo. Sin embargo, el co-washing no es recomendado para aquellas personas con cabellos lacios, finos y con cueros cabelludos grasos. La idea del co-washing es espaciar los lavados sin utilizar champú.
Daniel Campbell, un experto capilar de Lush Cosmetics está a favor del co-wash. Para él, el acondicionador puede sustituir perfectamente el uso del champú, ya que se trata de un producto diseñado no solo para brindar suavidad a la hebra, sino también para limpiar el pelo, pero de una manera más respetuosa con el cuero cabelludo. Según su posición, “lo peor que podemos hacer es quitar todo el sebo de nuestro cuero cabelludo, ya que esos aceites están ahí para proteger nuestra melena”.
No obstante, de acuerdo a Isabel Márquez, directora de I+D+i de Fridda Dorsch, se hace necesario mantener hábitos de higiene y de lavado regular, ya que en el ambiente existen partículas en suspensión tal como polvo, humo y olores, lo que aunado al sudor y a las secreciones normales de sebo, genera un cabello pesado y sucio.
En este sentido, lavarlo solo con acondicionador favorece que se adhieran a la hebra, este tipo de sustancias y por ende, el cabello termina ensuciándose más y con más frecuencia. Por esto, esta experta recomienda el uso de champú, pero no cualquiera, debe ser un champú suave y libre de sulfatos, que no cause agresión a la piel.
La frecuencia del lavado según los expertos
Según el doctor Sergio Vañó, profesional experto en cuero cabelludo, no existe ninguna contraindicación en lavarse el pelo a diario o cada dos días y además señala, que es un hábito saludable el mantenerlo limpio; ya que se elimina la seborrea y las escamas de piel muerta que se acumulan en el cuero cabelludo. De no hacerlo, la seborrea genera una apariencia de pelo sucio y en el caso de personas con dermatitis, esta condición podría empeorar, por lo que el doctor Vañó aconseja el lavado diario con un champú suave y específico para cada caso.
Así mismo, este experto aclara que médicamente no hay relación alguna entre las lavadas frecuentes del cabello y la alopecia o la pérdida del pelo. Por último, recomienda que para mejorar la apariencia del cabello después del lavado, es fundamental un buen aclarado y para sellar la cutícula, lo mejor es hacer un último aclarado con agua fría.
Por otro lado, Isabel Márquez también está a favor del lavado frecuente; sin embargo, aconseja hacerlo con un champú preferiblemente orgánico y natural. Además, para esta experta, la tendencia del pelo a ensuciarse depende principalmente de la situación hormonal de cada persona, así como de su estilo de vida y de su alimentación.